Hoy, día Internacional de la eliminación de la Violencia contra la Mujer, vemos más necesario que nunca reivindicar las luchas de las que nos precedieron e hicieron posible la existencia de instrumentos políticos, jurídicos y sociales en aras de eliminar todos los tipos de violencia que, aún hoy, se ejercen contra la mujer por el mero hecho de serlo.
La explotación sexual, la mutilación genital femenina, el matrimonio infantil, la violación o los embarazos forzados son solo algunas de las tantas formas de violencia a la que son sometidas millones de mujeres al año. En el mal llamado primer mundo, el feminicidio es una de las grandes lacras de nuestra sociedad. Solo en España, 93 mujeres han sido asesinadas en lo que va de año por su género, 51 de ellas por sus parejas.
Ante esta situación, aún se alzan voces que defienden que la violencia no tiene género y que las leyes españolas en esta materia son discriminatorias. Dichas voces solo constatan la necesidad de seguir trabajando para que las leyes y convenios internacionales sean mucho más inclusivos y el concepto de violencia de género contemple muchas más formas de violencia aparte de la que se ejerce en la pareja.
Instrumentos como el Pacto de Estado contra la Violencia de Género (2017- 2019) o el Convenio de Estambul se hallan atascados. El avance de la extrema derecha, que cala cada vez más en los jóvenes, y la capacidad de control que ofrecen los nuevos medios de comunicación nos llevan a pensar que la educación de niños, niñas y jóvenes es el principal antídoto para que la historia de violencia contra las mujeres no se siga repitiendo.
Hoy, invitamos a salir a las calles, a dejar atrás los minutos de silencio y a hacer mucho ruido para que el próximo año el número de mujeres asesinadas sea igual a cero.
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