Cooperación y migraciones, dos políticas relacionadas pero no a cualquier precio.
Hoy comienzael Encuentro de Comunidades Autónomas y Cooperación para el Desarrollo en el que se profundizará sobre las migraciones y su vínculo con la cooperación para el desarrollo. El evento tendrá lugar en Canarias, que se ha convertido en los últimos años en la ruta de migración irregular más concurrida para llegar a Europa y también la más mortífera desde el año 2020.
La relación principal de la cooperación para el desarrollo con las migraciones ha de ser promover contextos de vida favorable para que las personas no se vean obligadas a migrar. En ningún caso, la cooperación debe ser utilizada como una herramienta para frenar la migración o como un instrumento de externalización de fronteras.
Las organizaciones sociales llevamos años pidiendo respuestas que sean respetuosas con los derechos humanos y coherentes con los compromisos internacionales en materia de derecho internacional. Entre ellos, el establecimiento de vías legales y seguras para la migración. También hemos denunciado de manera persistente la frecuente instrumentalización de la cooperación internacional como herramienta para frenar las migraciones. Por todo ello, cabe destacar y recordar que la relación principal de la cooperación para el desarrollo con las migraciones ha de ser promover contextos de vida favorable para que las personas no se vean obligadas a migrar. En ningún caso, la cooperación debe ser utilizada como una herramienta para frenar la migración o como un instrumento de externalización de fronteras.
Es pertinente también recordar que la migración es un fenómeno multicausal. Mejorar las condiciones materiales y sociopolíticas de los pueblos del Sur Global es un buen comienzo para amainar las migraciones forzadas, pero no las elimina de manera permanente. Es por ello que los esfuerzos de las administraciones españolas y europeas han de estar centrados en favorecer rutas migratorias seguras y regulares, donde prime el enfoque de derechos y se salvaguarde la legislación internacional en materia de asilo y refugio.
Asimismo, si realmente queremos atajar las causas profundas de las migraciones forzadas primero tenemos que atender a aquellas políticas locales, regionales y estatales que pueden estar interfiriendo en el libre desarrollo de los países del Sur Global. Frenar la venta de armas, apostar por una política comercial justa y equitativa, detener la esquilmación de recursos naturales en los países del Sur Global o disminuir las emisiones de gases contaminantes son solo algunas de las medidas que podemos tomar para mejorar las condiciones de vida de las comunidades del Sur.
La cooperación internacional al desarrollo es, por supuesto, un eslabón central a tener en cuenta. No obstante, reiteramos que la cooperación internacional para el desarrollo no puede seguir desviándose hacia la securitización y externalización de fronteras por las que abogan ciertos marcos normativos como el Pacto Europeo de Migraciones. La ayuda oficial al desarrollo ha de llegar a todos los países que lo necesiten, independientemente de si son o no territorios fronterizos, y no puede ni debe ser utilizada como moneda de cambio. De este encuentro debe salir un mensaje alto y claro: la cooperación internacional es una herramienta que contribuye a la mejora de las condiciones de vida en los países de origen, pero no puede interponerse al derecho a migrar.